En los últimos años y cada vez con mayor frecuencia, los investigadores informan de que aves, tortugas y peces ingieren una gran variedad de elementos de plástico que perjudican su salud o causan su muerte. La mayor parte de estos plásticos son productos de consumo usados que se han desechado imprudentemente. Algunos de estos residuos son granza de resina que han entrado en la cadena de residuos y en los océanos. Cuando es ingerida por los animales, la granza puede quedar retenida por su tracto digestivo, lo que provoca malnutrición o muerte por inanición.
Aunque los consumidores son responsables de desechar debidamente los productos que utilizan, el sector del plástico debe ocuparse de proporcionar un control adecuado de los productos que manipula: la granza de plástico.
Debemos impedir que la granza entre en las vías fluviales para evitar que terminen en el mar. Todos los empleados de todos los ámbitos del sector del plástico deben recibir formación sobre cómo manipular y desechar la granza de plástico con el fin de alcanzar el objetivo de cero pérdidas de granza.
El aumento operaciones con estos productos este tipo de productos hace que debamos tomar todos conciencia de lo que implica a nivel medioambiental un derrame de estos productos y todos desde oficinas a almacén ser conscientes de ello y velar por nuestro futuro.
¿Cuál puede ser nuestra contribución?
Cada eslabón de la cadena, los transportistas, los operarios de terminales de almacenamiento a granel, tenemos una función a la hora de evitar la pérdida de granza. Los pequeños gestos son los que cuentan. Un poco de granza por aquí. Otro poco por allá. Todos suman si tenemos en cuenta las miles de instalaciones que pertenecen al sector y la cantidad de veces que se manipula granza.
El control de la granza es bueno para el medio ambiente. Y es bueno para las empresas.